jueves, 24 de mayo de 2012

Let the Right One in


Yo no sé los demás que dirán, pero a mí me gustan grandes

La división española de Bayreuth quedó para ir a una fiesta de temática Moulin Rouge (o eso decían los carteles) que se celebraría en uno de los edificios de la Universidad. Como no podía ser de otra manera entre españoles, quedamos sobre las diez para cenar, cuando la fiesta comenzaba seguramente a esa hora si no antes. 

Recordad, pequeños universitarios que habréis de parar aquí el próximo curso, que en los países civilizados de esta Europa mía, esta Europa vuestra, todo se hace muy pronto.

Qué se come en las cenas de Erasmus en Alemania. Como no podía ser de otra manera, gastronomía típica de la región: panninis, pizzas, nuggets y mojo picón. Para beber, por supuesto, otra bebida autóctona: agua de Valencia.

Y así nos dieron las diez y las once, las doce, la una, las dos y la tres, y nos pareció que ya era una buena hora para hacer nuestra gran aparición estelar.

Pero Oh, qué sorpresa: se nos bloquea el paso. No nos dejan entrar ni pagando. (No puede ser, nooooo). 
Hablamos con el segurata: un agradable teutón con estrabismo agudo que cuando nos habla no tenemos muy claro de a quién se dirige, que nos repite como cien veces que no vamos a entrar, que está lleno y que, además, la fiesta se acabará en unos veinte minutos. Desde fuera vemos todo lo que pasa dentro porque la planta baja es toda una cristalera, y descubrimos que el concepto “lleno” para los seguratas alemanes es algo diferente al que tenemos nosotros. Sin embargo, la fiesta que nos hemos traído  de casa no decae y hacemos frente en la puerta con nuestras bebidas y la música de la fiesta. Música, por otra parte, que nada tiene que ver con el Moulin Rouge. La decoración Moulin Rouge se reduce a un Molino Rojo de cartón en la puerta y otros motivos de cartón colgados por ahí dentro como zapatos (what?) y otras horteradas alemanas, porque si algo hemos aprendido de los alemanes, desde luego no ha sido su pésimo criterio estético. He dicho.

El frente de acción español ante el molino.


Un agradable turco hace alarde de galantería y trata de conseguir mi amor diciéndome frases tan románticas como “If you want a big dick, here I am” La noche empieza a desvariar y por supuesto aparece media docena de Eddings venidos del cielo y empezamos a escribir bonitas frases españolas tras el Molino que nos ampara.  Es entonces en este momento cuando el segurata, harto de tanto escándalo español, me sujeta del brazo, dándome el mayor contacto físico que he tenido durante mi estancia Erasmus y me lleva dentro del edificio. Lo que normalmente se suele conocer como "¿No querías caldo? Pues taza y media". Que viene a ser algo así como, ¿No querías entrar a la puta fiesta? Pues ahora no sales.

Like a Virgin, como su propio nombre indica.



Así que ahí me veo, rodeada de seguratas alemanes que repiten la palabra graffiti mientras llaman a la policía, como si yo fuera el enemigo público número uno,y me piden que calme al frente español, que está en la puerta junto a parte de la delegación turca y alemana, dando voces y reclamando mi libertad, cosa que a mi ego le pone cachondo. Me dicen que les calme, pero no me dicen qué va a pasar conmigo ni por qué me tienen retenida en contra de mi voluntad. Hay seguratas que ni siquieran saben por qué. Por qué, me preguntan, clavando en mi pupila su pupila azul.Es todo tan absurdo y yo estoy tan borracha que se me pasan mil cosas por la cabeza. Lo primero de todo es que no me apetece una mierda volver a España. Lo siguiente es que no me apetece que me pongan una multa, porque ya debo 248,70€ a AOK.

Pequeño aviso para esos futuros Erasmus:
No hagáis el canelo como yo. No viváis por encima de vuestras posibilidades. Vine a Alemania con mis dos padres en paro y, en consecuencia, sin Seguridad Social (jajaja!), por lo que ahora de vez en cuando recibo cartas de amor del AOK Bayern pidiéndome dinero. 

Llegó la policía, me sacaron, me sentí importante, no me llevaron al calabozo, me decepcioné, me dijeron que limpiara mañana la pintada, nos fuimos a casa, me bebí una copita de Martini, me dormí y, como era de esperar con esta resaca, por mí como si se queda mi nick en la Universidad de Bayreuth para la posteridad.

Amén.



Aquellos que allí ves, respondió su amo, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino. Bien parece, respondió Don Quijote, que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.




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